La única vez que mi Papá me llevó a la cancha fue a ver a Estudiantes….
Creo que, por más tiempo que pase, jamás podré olvidar esa sensación….
El “Oooh, no te vayas Campeón, quiero verte otra vez…” Resuena en mis oídos cada vez que cierro los ojos.
Yo no me crié con mi Papá.
Cada vez que él venía a la Ciudad de La Plata a verme, desde ese pueblito donde yo había nacido, había que hacer alguna actividad…
Por lo general ganaban las que a mi Papá le gustaban…
Jamás las que me gustaban a mí.
Siempre se imponía ir a ver espectáculos de folklore pero nunca fútbol…..
Esas cosas que tiene la gente de pueblo…
…y mi viejo era un pueblerino.
Mi abuelo le dio la posibilidad de estudiar y recibirse de médico con honores en la Ciudad de Buenos Aires y sin embargo, nunca dejó de ser un pueblerino, de esos que creen que la ruta que pasa por el pueblo es la frontera y todo lo que está del otro lado se llama mundo exterior….
Y hacia ese pueblo donde un día yo nací, volvió un día….
Así hizo su vida y su camino…
Yo, por suerte, elegí un camino distinto….
Elegí ser músico.
Un camino único que no se puede expresar con palabras…
Tan único como ser hincha de Estudiantes.
Volviendo al tema, el asunto es que una sola vez en mi vida convencí a mi Papá que Paolo Trama era mejor que el Chango Nieto porque no cerraba los ojos para hacer los goles.
Que la cancha de Estudiantes era mejor que “La Vizcachera”.
Y todo bien con el Chango pero Paolo era Lennon con la 9 y yo siempre fui fan de los Beatles.
Y hacia allá fuimos…. A 57 y 1…
La Capilla Sixtina del Fútbol….
El Vaticano de los ateos….
La Cancha de Estudiantes de La Plata.
Jugaba el equipo del Dr. contra el Vélez del Beto Alonso…..
29 de Enero de 1983… Imposible de olvidar…
Fecha 37 del Metro ’82..
La única vez que logré que mi viejo me lleve a la cancha y el partido duró solo 45 minutos…
Me quería morir.
Toda una vida esperando para ver al Pincha y de golpe todo se escurre en 45 minutos.
Tuve la mala suerte que un petardo estallara en el vestuario visitante y que el Beto Alonso, aquella figura de River que en ese momento jugaba para El Fortín, se hiciera el aturdido….
El mismo Alonso que, sin saberlo, nos dio la posibilidad de disfrutar de la magia de Alejandro Sabella…
Una aturdida del Beto bastó para que el referí suspendiera el partido.
Yo tenía ganas de ir al vestuario a explicarle al árbrito: “ Mire Jefe, me costó 12 años de mi vida lograr que mi viejo me traiga a la cancha para que usted me suspenda el partido así como así?”
No era justo….
Cuando volví a mi casa me largué a llorar dentro del baño por la impotencia y porque no quería que mi Papá me viera llorar…
Me había aguantado como un señorito inglés las topicaciones de flúor que me hacía Saulito Reszes, mi odontólogo, sólo porque era la condición que me había puesto mi vieja para dejarme ir a la cancha.
Menos mal que mi Mamá no le había contado las condiciones a Saulito, que había sido capaz, en su momento, de dejar plantada a Delia, su novia, solo porque jugaba el León y él no podía faltar.
Estoy seguro hoy, que si Saulito hubiera sabido que las topicaciones eran la condición para ver al Pincha me hacía la segunda e íbamos los dos juntos a la tribuna.
A la mierda las topicaciones de flúor! Pincha hasta la muerte!
No me cabe ninguna duda.
Tuve que esperar, conteniendo esa mezcla de bronca y ansiedad, hasta el 11 de Febrero para que se juegue el segundo tiempo.
Para ver el centro del Bocha Ponce y ese cabezazo mágico del Tata que valía lo mismo que un pasaje a Córdoba para todo el equipo para enfrentar al Talleres del Chocolate Baley, Chupete Guerini y la Pepona Reinaldi….
Aún lo escucho a Juan Carlos Morales gritar el gol de Brown por Radio Rivadavia….
La gloria al alcance de la mano…
Segundas partes algunas veces son buenas.
Para ver el complemento tuve que pedirle a Elías, el Papá de Lucas, un amigo, que me lleve a la cancha, porque mi viejo no tenía tiempo para llevarme, ni siquiera estaba en La Plata.
Peor aún… No era hincha de Estudiantes.
Él se lo perdió….
Jamás sabrá la emoción que se siente cuando uno llega a una final.
No pude ir a Córdoba…
No daba la edad ni la economía familiar pero, si cierro los ojos, escucho la formación de aquel día…..
Delménico; Camino, Brown, Landucci, Herrera; Russo, Ponce, Trobbiani; Trama, Sabella, Gottardi.
Director Técnico: Carlos Salvador Bilardo.
Siento en la piel los cambios que elaboraba el privilegiado instinto del Dr. que mientras se arreglaba la corbata le decía a Claudio Gugnali que entraba por el gigante Abel Herrera….
Jamás entendí por que a Abel Herrera le decían “Enano”…
Para mí siempre fue un gigante que, con la 5 en la espalda, defendía la camiseta rojiblanca como si la hubiera inventado él….
Como si Estudiantes fuera su propia casa y la mitad de la cancha, el living al cual uno deja entrar a los invitados que quiere…
Quizás fuera así… Quizás para Herrera, Estudiantes era SU casa y dejaba entrar a quien él quería…
Por como marcaba a los rivales, siempre me dio la sensación que no quería invitados en el living….
Algún día, si tengo la posibilidad de encontrármelo se lo preguntaré…
En esa época, lo esperábamos con Javier, un compañero del Normal 3, cada día en la puerta de su casa para pedirle que nos firme un autógrafo pero no se nos ocurría preguntarle esas cosas…
Tampoco se le ocurría a mi amigo Manzana Ibarrart, años antes de aquellos años, cuando vivía en una casa al final de un pasillo….
En la casa de adelante vivía Oscar Pezzano y cada vez que el Flaco salía para subirse a su Fitito e ir a entrenar, Manzana y sus amigos le gritaban “ Pezzano, Pezzano, atajáme un penal ”…
Y el Flaco, paciente como pocos, se paraba entre dos árboles y hacía la mímica de atajar un penal, solo para que un grupo de chicos, hinchas del Tricampeón, se pusieran contentos y pudieran, en la mesa familiar esa noche, contar que el Flaco Oscar Pezzano les había atajado un penal.
Herrera, Pezzano, el partido contra Vélez…
La puta madre, como me están pasando facturas las primaveras…
Hace ya mucho tiempo que no veo a mi Papá, pero siempre vuelvo a emocionarme cada vez que veo a Estudiantes, como si cada domingo fuera aquel 29 de Enero de 1983.
Como si hubiera tenido que aguantarme las topicaciones de flúor.
Como si fuera la primera vez.
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