jueves, 11 de agosto de 2011

La historia de “El lugar donde nací”

(Dos veces en la vida es demasiado)

- A ver cuando te sentás a escribir otra canción… La primera fue un éxito así que tenés que hacer la segunda. Me dicen casi a coro: Juan Sebastián Verón, Rodrigo Braña y Leandro Benítez mientras me arrinconan contra una de las paredes exteriores de la Concentración fingiendo un “apriete” entre risas compartidas y cómplices.
- Mirá que yo ya estoy para ser solista, eh?! Acota bromeando el Chapu, mientras me agarra del brazo.
- Ah no! A este lo limpiamos del grupo! Dictamina por lo bajo la Bruja, mientras el Chino y yo reímos con la ocurrencia.
- Esto no puede estar pasándome nuevamente. Dos veces en la vida es demasiado. Recuerdo que pensé al instante y mi respuesta fue automática:
- Vamos por la segunda. (Que ya era como la tercera o la cuarta en realidad)

Así comenzó esta nueva historia y así escribí “El lugar donde nací”.

Mientras ese día volvía del Country y, deteniéndome en el mismo semáforo de Av. 13 esquina 40 en el cual me había detenido pensando en “Cuando sea grande” (las cábalas fueron hechas para ser respetadas), comencé a pensar en esta nueva canción.
Para no faltar a la verdad no sería exacto decir que me senté a escribirla, dado que durante el viaje de vuelta ya tenía en mi cabeza la mayor parte de la historia.
Solo fue necesario recordar nuestras charlas, llegar a mi casa y agarrar una de mis guitarras.

La propuesta esta vez fue distinta. Imaginé a los chicos del plantel sin la necesidad de presentarse en la canción, como sí había sucedido en el disco anterior.
Por otro lado creo que en un punto, la estrofa de cada uno, en mayor o menor medida, la vivimos todos con lo cual no era tan necesario aclarar a quien pertenecía cada estrofa.

Pensé que quizás, sería interesante que ellos pudiesen a través de esta letra, rendir un homenaje a la relación que tuvieron con sus padres siendo niños y que tienen hoy, de adultos, con sus hijos. Contarlas directamente, sin intermediarios, y que al mismo tiempo cada uno pudiese recordar algo determinante de su infancia pero en relación a su familia, más allá de su presente exitoso como futbolistas consagrados.
Insisto: no importaba si lo cantaba yo, el recuerdo era compartido por todos, como en todo grupo que se precie de tal. Esa fue una de las premisas.

“El lugar donde nací” nos es más que la imagen de nuestros padres tomándonos de la mano, guiándonos en la vida, pero también es un apoyo irrestricto a una infancia más contenida y sostenida desde el Estado pero comenzando en cada hogar.

Mi título original de la canción hubiese sido “El pan es rico si lo amasa mi Mamá” una frase que en boca de un Chino Benítez absolutamente invadido por la emoción logró hacerme llorar al instante de escucharla pero, en un punto, me pareció más simbólico “El lugar donde nací” porque es algo que nos abarca a todos. No importa la edad ni el recorrido que hayamos hecho en nuestras vidas. Todos “nacimos” en algún lado en particular.

Esta vez todo fue distinto. No solo iba a compartir mis horas nuevamente con esos jugadores que llenan de emoción mi vida en cada partido sino que ahora, iba a compartirlo con las personas con las cuales pasé los últimos 10 meses de mi vida, ya que el disco anterior fue el disparador de una intensa amistad que hoy me une con muchos de ellos, incluso con aquellos que no participaron en “Cuando sea grande”.
Esta vez todo fue distinto.

No tuve necesidad de preguntarle casi nada a los chicos dado que (lo noté al escribir esta canción) todos estos meses de charlas y encuentros nos habían permitido conocernos y vernos mutuamente de otro modo. Del modo en el que se ve a un amigo cuando, mates de por medio, comparte con vos esos recuerdos íntimos que marcaron su vida.

- No voy a poder escuchar esto sin llorar, creo que nadie va a poder. Me dijo Gastón Fernández luego de leer la letra de la canción, mientras se secaba las lágrimas y abrazaba a Pili, su más ferviente fan de 14 años, que compartió la charla con nosotros mientras nos refugiábamos de la lluvia bajo el alero de la Concentración.
No fue una mera casualidad que Pili estuviese allí en ese momento. Ella fue la primera persona que compró “Cuando sea grande” yendo al Pincha Store a las 7 de la mañana de aquel 13 de diciembre, día en que el disco salió a la venta, para no quedarse sin “la canción en donde canta Gastón”, y por las dudas compró dos por si se le rayaba el cd. Por ese motivo, tanto la Gata como yo fuimos cómplices felices al hacerla testigo de esta nueva canción ya que, si había sido la primera persona en comprar el disco, se había ganado por derecho propio y por ese amor interminable hacia su ídolo, ser la primera en saber de la existencia de esta canción y en leer su letra.

Esa fue la idea original: que todos los que aportamos nuestras vivencias para esta canción pudiésemos emocionarnos (y emocionar) recordando ese momento único de la infancia que a todos nos marcó a fuego.

En mi caso: la primera vez que pisé mi propio 57 y 1: El Parque Saavedra.

Podría enumerar cientos de anécdotas sobre esta canción y estos últimos tiempos:

Los botines de Sebas que hoy me acompañan en todos mis shows y que me hacen sentir que todo agradecimiento hacia él siempre sonará a poco; Los salamines caseros de Cafferata aportados por el Gran Leandro Desábato para inspirar mi escritura y su sueño (compartido por mí) por esa demorada vuelta olímpica de su Cafferatense; el disco solista que el Chapu aún hoy me reclama porque: “Si está el Chapu, los discos siempre son un éxito”; las bromas mutuas con Fede Fernández, el Rana Iberbia, Maxi Nuñez, Carlitos Auzqui, Gero Rulli, Mati Sarulyte y el Negrito Mercado (Con quien me une un afecto especial por las similitudes de nuestras infancias); los chicos viniendo a mis shows para compartir un momento entre amigos; la emoción de Hernán Rodrigo López la noche en que, durante los festejos de la Estrella N°11, la Gata desde el escenario cambió la letra de “El cielo nos queda muy chico” y le cantó “Otra vez somos Campeones, el Roro hizo un golazo”; las charlas sobre la buena música con Lea González y Juan Pablo Pereyra; el viaje con el Colo para ver a su Newell’s y las tardes en la plaza de 25 y 38 mirando como Lourdes y Martina, sus solcitos, daban felices la vuelta al mundo en una calesita; el llamado al Chino en el día de su cumple y verlo emocionarse hasta las lágrimas con el “Te amo Papá” de Bauti, su hijo; La alucinante charla con Agustín Orión (un rocker de pura cepa y en todo sentido) una noche en el Country sobre el valor de la solidaridad en la vida de las personas y su “Contá conmigo siempre que haya que darle una mano a alguien” y como si esa frase fuera poco, llamarme para despedirse cuando se fue a Boca y decirme: “Decile a Pili que le dejo mi corazón” y el enorme e increíble corazón de Gastón Fernández quien, haciendo honor a la solidaridad avasallante que lo caracteriza, fue capaz de pedirle permiso al Cuerpo Técnico para salir de la Concentración durante una tarde entera para ir hasta la casa de una chiquita que no la estaba pasando nada bien y con ese gesto único lograr el hermoso milagro de verla sonreír.

Haber sido testigo de la sonrisa de esa hermosa niña fue la mejor inspiración que podría haber tenido para escribir esta canción y a ella está dedicada, como así también a Julieta y a su Mamá, por enseñarme que, en algunas ocasiones, las canciones no logran curar pero si, logran alivianar una carga pesada.

- Por los amigos, la vida. Sentencia el Colo Re (con la misma seguridad con la que despeja un centro) una tarde en el living de mi casa mientras sus hermosas nenas juegan con mis instrumentos y nosotros charlamos sobre el valor de la amistad y de la solidaridad.

Cuando el año pasado hicimos “Cuando sea grande” sentí que había grabado con los Rolling Stones y que nada iba a poder superar ese momento.

Me equivoqué. Hubo algo que superó al hecho de haber grabado un disco con los Stones de Estudiantes de La Plata.

Haber escrito una canción para mis amigos.


2 comentarios:

  1. Cuanta humildad, humanidad y como sabes expresar los valores de las relaciones entre las personas. Por eso creo, que haber conseguido que hayamos forjado nuestra historia de amigos es uno de mis éxitos humanos. Un abrazo enorme Iván...

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  2. Cuánta corazón en este relato y cuánto valor perdido en la gente, no? Si la gente entendiese la importancia del lugar en qué nacimos, el hogar y esos valores que a uno lo acompañan durante toda su vida y transmite a su propia familia, que mucho mejor estaría la convivencia, no? Te lo dije en el show, fue impresionante escucharla y ser parte de ese momento. Beso Iván, seguiremos emocionándonos con cada pista grabada.

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